
que amable al venir de tan lejos,
el cartero
.
Al fin!
El correo ha llegado
pronto la fruta madura caerá
(Santoka)
Después de todo, mi camino no es más que el camino de seguir mi estupidez hasta el final... (Santoka)
que amable al venir de tan lejos,
el cartero
.
Al fin!
El correo ha llegado
pronto la fruta madura caerá
(Santoka)
Trajo el correo
Comió un caqui maduro
Y partió
(Santoka)
.
Hoy nuevamente
Ninguna carta
Sólo mariposas
.
(Santoka)
.
Santoka en lo profundo de sí añora compañía, una señal del otro que lo recuerde, que lo tenga por existente, que de alguna manera lo rescate. Parece esperar la carta que nunca llega, de allí que en muchos de sus haiku mencione al cartero. (Carlos Fleitas)
Lluvia de invierno
La gente ha sido tan amable
Mis ojos se llenan de lágrimas
.
(Santoka)
.
Santoka no parece esperar ningún gesto del otro salvo la caridad. Pero cuando en raras ocasiones alguien va mas allá de ello, se emociona hasta las lágrimas y recurre al contraste y a la analogía: Lluvia-lagrimas; Invierno- amabilidad, llevando al haiku a una complejidad y a una cumbre expresiva como muy pocos lo han logrado en la historia del género. Pues aquí el cosmos parece un espejo de él mismo, o él mismo un espejo del cosmos. ¿Acaso no es esta la mente iluminada? ¿El gran despertar? (Carlos Fleitas)
La luna aparece
No esperando cosa alguna
.
(Santoka)
Santoka se identifica con la luna, pues no espera a nadie, es decir no espera que nadie venga a él, acepta su karma como anotó una vez en su diario. (Carlos Fleitas).
Kasa ni tombo o tomarasete
araku
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Camino
Dejando posarse en mi kasa
una libélula
(Santoka traducido por Carlos Fleitas)
.
Al andar, las libélulas
se van posando en mi sombrero de junco
(Santoka traducido por
Vicente haya & Hiroko Tsuji)
En su tránsito terrestre, Santoka admite ser el soporte de la vida en su manifestación más encumbrada y humilde. Imagen que muestra la vocación de fraternidad, de mera convivencia, con las criaturas de la naturaleza, propia de un corazón atormentado aunque generoso, pacífico y sencillo. (Carlos Fleitas)
Dejando entrar la luna
En mi dormitorio
Me voy a dormir
En Santoka, el grillo, el viento, la montaña, la nieve no son objeto de inspiración en sí, ni tienen una esencia propia en cuanto a su posibilidad de generar o mostrar acontecimientos que sirvan de inspiración a un haiku que de cuenta de ellos llevándolos a un primer plano, como por ejemplo lo son en Issa o en otros grandes maestros.
Sólo adquieren existencia en virtud de ser una presencia que lo acompañan como en este haiku, no exento de un delicado lirismo y refinada elegancia, uno de los más bellos que a mi juicio escribió, pues recrea la totalidad del cosmos en una serena apoteosis de comunión con