domingo, 24 de septiembre de 2006

El camino...


Extendiéndose adelante
El camino en línea recta
Soledad
(Santoka)

Solo...

Solo
Comido por los mosquitos
(Santoka)

Sombras...

Sombras tarde en la noche
Mientras como solo
Haciendo poco ruido
(Santoka)

Hojitas...

Esas hojitas…
Bajo la leve brisa,
tiemblan nerviosas…

Frío...

No sólo el frío…
En el banco del parque,
qué soledad…

Sólo en la acera…

Sólo en la acera…
brilla una estrella tenue
antes del alba…

lunes, 18 de septiembre de 2006

Libélula roja...


Siempre solo
Una libélula roja

(Santoka)


Luciérnagas...

Hoy también
Nadie vino
Luciérnagas

(Santoka)


A solas...

A solas
escuchando
un pájaro carpintero
(Santoka)

Calle mojada...

Calle mojada…
Entre un carro… y el otro…
trinan los pájaros…

Pájaro...

¿Trino o lamento?
Pájaro de la tarde
en esa rama...

El anciano...

Habla el anciano
con la mujer y el niño…
Se hace de noche…

domingo, 17 de septiembre de 2006

Pero no cesa en Santoka, la soledad que denuncia la ausencia...


Reabre continuamente la herida, sus pérdidas. Soledad que tampoco es posible exorcizar. Esta allí presente y pulsante. (Carlos Fleitas)


En esta habitación
De un shoji recien empapelado
Solo.
(Santoka)

Aclaración: Shoji son puertas corredizas de enrejado de Madera cubiertas por papel de arroz blanco. Dada su fragilidad son re-empapeladas de tanto en tanto.

Esa mujer...

Los comerciantes
con su gran alboroto…
y esa mujer…

Esa indigente...

Esa indigente
en la entrada del metro…
llora bajito…

Pequeñas flores...

Pequeñas flores
al borde de la acera…
y olor a orine…

La soledad de Santoka, encierra una paradoja...





Su soledad encierra una paradoja, una doble faz, porque además de ser tal en virtud de una ausencia, es a la vez la única vía que le posibilita mantener viva a su madre, en la dolorosa memoria de ella, que Santoka sostiene devotamente. Fidelidad última en la que renuncia al mundo para unirse a ella en una comunión espiritual al precio del exilio social. Pues de eso se trata, de no olvidarla, de recrearla continuamente (“pienso en ella incesantemente”), a punto tal que sacrifica todo lo que pueda distraerlo de su propósito. (Carlos Fleitas)

Niños...

Niños gritando
en la entrada del metro…
al heladero…

Cartones...

Plaza desierta...
Botellas y cartones
en un rincón…

Ocaso...


Luz del ocaso…
por la estrecha vereda
huele a café…

“He almorzado solo ahora, y no he tenido madre, ni súplica, ni sírvete, ni agua...” (Vallejo)




Comiendo esta única porción de arroz
Calladamente
Solo

(Santoka)


Ave negra...

Un ave negra
posándose en la plaza…
en plena noche

Tarde con luna...

Tarde con luna…
Acaricia mi rostro,
la suave brisa…

Entre las hojas...

Canta el turpial.
Como la luz, su canto,
entre las hojas.

sábado, 16 de septiembre de 2006

Santoka es soledad hasta la desesperación...

Soledad derivada de lo que para siempre se fue. Soledad derivada de la pérdida. Soledad que es ausencia, ausencia abrupta y traumática de su madre y del hogar de la infancia en donde durante sus once primeros años fue feliz. Soledad que no parece tener redención posible. Desgarrante. (Carlos Fleitas)

Pocas estrellas…

Aún al alcance
de mi vista cansada…
pocas estrellas…

La luna...

Pasan la lluvia
y las nubes violetas…
sale la luna…

Ocaso ambar...

En los cristales
de la vieja casona,
ocaso ámbar…

jueves, 14 de septiembre de 2006

Si no puedo cruzar esta barrera, mis haiku no podrán ser “mugejizai” (libres y sin obstrucciones)... (Santoka)


Prisión que le han impuesto las circunstancias, pues Santoka es un exiliado de la sociedad a pesar suyo, por una catástrofe que lo ha llevado a retirarse del mundo, a concentrarse en sí mismo, en su dolor, su desilusión, su melancolía, su autocompasión y eventualmente su autodesprecio. (Carlos Fleitas)

Entre cartones...

Entre cartones...
Escuchando los pájaros
y los camiones...

Vidrieras...

Lenta llovizna...
Va engordando las gotas
de la vidriera...

Jabillo...

Bajo el jabillo
la llovizna sutil...
Cierro los ojos...

miércoles, 13 de septiembre de 2006

No creo que me agraden las palabras 'Kokan' (frío y solo), pero estoy viviendo en el mundo que expresan...




Me gustaría salir de él tan pronto sea posible. (Santoka)

La iglesia...

Suben los niños
a la iglesia en la loma...
...a mendigar...

Vidriera...


Entre las gotas
que cubren la vidriera…
un hombre solo...

Pasos...

Bajo mis pasos
voy sintiendo crujir,
piedras pequeñas....

lunes, 11 de septiembre de 2006

Nada más tiene que perder ya, todo se ha ido.


Nada queda
de la casa en la que nací
Luciérnagas

Santoka escribe este haiku lleno de ambigüedad, pues plantea el desafío de interpretarlo en particular por el remate de la vibrante tercera línea, en donde la polisemia del mismo ejemplifica como ninguno la raíz de su arte. (Carlos Fleitas)

Olor a mango...

Al estrujar
una hoja de mango…
su dulce olor…

Campanadas...

Las campanadas
no convocan a nadie,
en este pueblo.

Lluvia...

Ante una flor
contemplar su belleza…
…bajo la lluvia.

En 1933 vuelve a su pueblo natal y es objeto de burla por los niños que le gritan: ¡Mendigo! ¡Mendigo!.


Sólo queda una de sus hermanas casada, en cuya casa pasa la noche, pero no es bienvenido. A la mañana siguiente le pide que deje la casa, porque no quiere oír a la gente gritarle mendigo o vagabundo. Santoka sale de la casa y abandona el pueblo con lágrimas en los ojos, descalzo, sin sus sandalias pues está lloviendo. (Carlos Fleitas)

Mi pueblo natal
En medio de la lluvia
Caminando descalzo

.

(Santoka)


Agua cayendo...

Detrás de la roca
Agua cayendo
Tal como lo pensé
.

(Santoka)

Alma doliente, que anhela la pureza y la fluencia... (Fleitas)

Libre como el viento que sopla
Saboreo el agua
.

(Santoka)


La primera línea es una traducción del carácter japonés 'hyohyo' compuesto de tres elementos que por separado significan el oeste, mostrar y el viento. Reunidos denotan el viento que señala el oeste, siendo éste la dirección de la paz y la serenidad. Por ende su sentido es ser despreocupado como el viento del oeste. Es del caso señalar que para la escuela de la Tierra Pura, -aunque Santoka no pertenecía a ella-, el oeste es el lugar donde se encuentra el Paraíso, donde reina la armonía, la alegría , la paz y el placer de los sentidos. (Carlos Fleitas)

Paradoja última de un ser descastado, que busca en sus haiku el anhelo de lo cristalino, que repare una psique mancillada por la calamidad.. (Fleitas)

Sonido de agua
Tal como es
Me vuelvo sereno
.
(Santoka)

Espero que habrá más haiku como el agua a partir de ahora. Puros como el agua. Espero que este sea el estado de mi mente. (Santoka)

Baila...


Bajo la lluvia...
una niña pequeña
baila en la acera...

No cambia nada...

De cara al sol...
aún llevando la noche
al interior...

En esta tarde...

En esta tarde
las veredas del barrio
son más oscuras...

Al caminar...

Al caminar
el viento trae conmigo
hojitas secas...

Me gusta el sake y también el agua. Me gustaba el sake más que el agua hasta ayer. Hoy me gusta el agua tanto como el sake.


Mañana podría gustarme el agua más que el sake. (Santoka)

Se pone el sol...

Conforme avanzo,
el aire golpea mi rostro...
Se pone el sol...

Algo de luz...

Algo de luz
en todos los reflejos…
en cada sombra…

Caminando... Mirando...

Voy caminando
por una calle oscura...
mirando estrellas...

sábado, 2 de septiembre de 2006

¡Que mi mente sea como el agua! ¡Que mi mente sea como el cielo! (Santoka)

Oscuridad...

Anochecer…
El asfalto al mojarse
se ve más negro…

Reflejos...



Al caminar,
los reflejos del suelo
fluyen conmigo…

Lluvia...


Solo en la acera…
La lluvia en la piel
arrastra el sucio…