lunes, 11 de septiembre de 2006

En 1933 vuelve a su pueblo natal y es objeto de burla por los niños que le gritan: ¡Mendigo! ¡Mendigo!.


Sólo queda una de sus hermanas casada, en cuya casa pasa la noche, pero no es bienvenido. A la mañana siguiente le pide que deje la casa, porque no quiere oír a la gente gritarle mendigo o vagabundo. Santoka sale de la casa y abandona el pueblo con lágrimas en los ojos, descalzo, sin sus sandalias pues está lloviendo. (Carlos Fleitas)

Mi pueblo natal
En medio de la lluvia
Caminando descalzo

.

(Santoka)


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