.
.
.
.
.
.
.
.
¿Hay en sus haiku el vivir en el presente, el aquí y ahora, lo que sucede aquí y en este momento, el ‘aha moment’ regla dorada del haiku? Pues parecería que el pasado es lo que invade los haiku de Santoka, el rememorar incesantemente a su madre, en pensar en su propia circunstancia, en sus sentimientos, en su soledad, en su desdicha, en su karma. ¿Puede una mente tal, focalizarse en el presente?
A primera impresión nos apresuraríamos a decir que no, pero el siguiente haiku sobre su padre muerto ejemplifica como ninguno la maestría de Santoka y lo relativo del “hic et nunc” como paradigma, sello distintivo, “cri de guerre” que se exige a un haiku.
Pues es de este contacto consigo mismo, de la auto percepción de lo más hondo de su psique, de una autobservación impecable e implacable, lo que lo lleva a escribir el referido haiku, que parece extraído de una sesión psicoanalítica fecunda, y que habla mucho por si solo, sin necesidad de mayor explicación:
Lenta pero irremediablemente
adopto los vicios
de mi difunto padre
. (Santoka)
Porque recordar, reflexionar, autopercibir no son el pasado pues este sólo puede recrearse en el presente. El pasado histórico ha quedado atrás, pero la rememoración, su retorno, la percatación propias del arte de Santoka, ocurren inexorablemente en el presente. En una palabra, Santoka nos muestra que somos prisioneros del presente, a tal punto que no podemos escapar de él, por más que lo intentemos.
De allí que sus haiku sean todos de la cualidad de “lo que sucede en este lugar y en este momento”, lo cual es finalmente como hemos visto una redundancia. Él como ninguno al aparentar desatender la regla, le fue fiel –hasta sus últimas consecuencias- en toda su producción. Pues vivir en el presente significa entregarse con la totalidad del ser a lo que se esté haciendo, sea lo que sea, en este caso escribir haiku. Santoka se entrega a ello, con todas sus fuerzas, con todo su corazón, por lo cual no necesita de regla o recordatorio alguno que guíe su hacer. (Carlos Fleitas)
.